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Frotación:
Ampliación de contacto

Repartir la presión para admitir más

¿Viste ese acto en el que un faquir (o mago) se acuesta plácidamente en una cama de clavos? Esto es posible porque, cuando la presión se extiende, es más suave. Con una estimulación más amplia, la presión que podría percibirse como “demasiado intensa” con la yema de un dedo, un juguete o un pene, pasa a ser cálida y suave porque se reparte sobre un área más grande.

El 87% de las personas con vulva

sienten placer con frotación

o bien con una estimulación más amplia.

Al principio de una sesión (autoestimulación o encuentro sexual con alguien), la presión dispersa parece ser la práctica  que por excelencia gusta a casi todo el mundo. No obstante, también lleva al orgasmo al 51 % de las personas, ya sea a solas o con alguien más.

Presionar la vulva contra algo ancho o presionar algo ancho contra la vulva estimula todo el complejo clitorial: el glande, claro, pero también la estructura más profunda, ubicada bajo la superficie y que no se puede ver.

frotacion
Superficies amplias

Frotarse contra las piernas

Mientras se desata la pasión con los besos, las vulvas a menudo buscan algo contra lo que rozarse. El muslo de la pareja está justo ahí, a la altura de la entrepierna. Gracias a la redondez de la pierna, la presión no solo se ejerce contra el clítoris, los labios y la abertura, sino también contra el periné y el trasero. Una técnica preliminar muy habitual consiste en conseguir que las parejas ofrezcan sus piernas para poder aplicar una presión suave jugando con el movimiento de la pelvis.

Por ejemplo, con el almohadón

El 46 % de las personas empuja las caderas, la vulva y el clítoris contra objetos blandos, suaves pero firmes. Muy interesante: más del 80 % de ellas nunca se lo han contado a nadie. El 75 % de las personas que se frotan descubrieron que les gustaba hacerlo antes de tener relaciones sexuales con otra persona.

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